Significado de la carta La Luna
Tarot de Marsella
El arcano de La Luna, de la noche, de las tinieblas, de la oscuridad, del Sueño, del Cangrejo, del cielo
nocturno, de la diosa lunar. .. suele simbolizar a la diosa Artermisa. Diana, Febea, Isis, Hécate y, en particular, a su variante Zaruna (la Señora), la Diana nocturna, la Reina de los Cielos de medianoche, la Señora de la muerte y de los por nacer, que no es nada más que un aspecto particular y brujesco de Hécate Zaruna es una de las principales deidades que se invocan en la brujería blanca y en la brujería Wicca.
En su aspecto de Hécate, la triple diosa, se la llamaba «subterránea», «reina invencible», «señora de los muertos». Los tres nombres más conocidos de la triple Hécate eran: Febea, en el Cielo (La Luna), Diana, en la Tierra, y Hécate, en los Infiernos.
Esa Hécate «Triformis» fue representada por el escultor Alcameno o Alcámenes (siglo v antes de nuestra era) por medio de tres mujeres unidas: la primera llevaba en la cabeza el símbolo de la media Luna y una antorcha en cada mano; la segunda se tocaba con un gorro frigio y sostenía un cuchillo y una serpiente, y la tercera llevaba como atributos unas cuerdas y llaves.
Muchos exegetas han visto en esa representación triforme el influjo que según opinión común ejercía la Luna en las tres grandes etapas de la existencia humana: el nacimiento, la vida y la muerte. Pero, al mismo tiempo, simbolizaba las tres caras o fases principales de la Luna (luna creciente, luna llena y luna menguante).
También hay que recordar que en varios monumentos se representaba a Hécate con tres cabezas de distintos animales: de caballo, de perro y de jabalí.
En la antigüedad, esa deidad presidía las purificaciones y las expiaciones. Como diosa nocturna, mágica e infernal se la invocaba para realizar sortilegios, encantamientos y hechicerías; era la encargada de enviar a la Tierra los seres malignos, fantasmas, espectros y monstruos del averno. Por la noche, rodeada de una jauría de perros infernales andaba errante por los caminos conduciendo las almas de los difuntos; los perros la anunciaban con sus aullidos (de ahí que en este arcano figuren dos perros o un perro y un lobo, según el tipo de Tarot. ladrando a la Luna).
Era creencia que Hécate azuzaba a la jauría y los espectros que la acompañaban para que castigara a los culpables de algún crimen. La gente la invocaba para protegerse de la locura y males que ocasionaban los fantasmas y aparecidos. Para tenerla propicia se le ofrecían sacrificios en fechas señaladas de cada mes, sobre todo corderos, perros y miel en plazas o lugares en que convergían tres caminos. Fue tal la importancia religiosa de esa diosa que el emperador Diocleciano (245-313) fundó en Antioquía un culto subterráneo a Hécate en una cripta a la que se bajaba por una escalera de 365 escalones (uno por cada día del año).
Ese mundo oculto, mágico, atrayente y, al mismo tiempo, temible, oscuro, subterráneo e infernal de Hécate es lo que engloba el arcano XVIII del Tarot: es un naipe conectado directamente con el mundo del inconsciente. Es por ello que, aparte de la Luna, figuran en el naipe dos canes que miran o ladran al astro de la noche y del fondo de un pequeño estanque emerge un cangrejo; los perros simbolizan los instintos naturales que hay que domesticar (pese a la influencia irracional de la Luna) y el cangrejo expresa las tendencias retrógradas o vicios inconfesables de la personalidad que, a veces, hay que aceptar o admitir, por mucho que le duela a uno.
La Torre o torres almenadas o tipo fortaleza que figuran al fondo de la carta simbolizan el «centro fuerte», la «plaza fuerte» o el «núcleo fortificado» de la personalidad, del inconsciente, desde el que se controla o mantiene a raya los instintos y se mantiene íntegra y racional la personalidad.
Es un naipe que indica tanto desilusiones, espejismos, proyectos irrealizables (por fantasiosos), como enemigos secretos u ocultos (sobre todo mujeres) y peligros (especialmente en los viajes y con el agua). A nivel de perjuicios familiares incluso advierte, en ocasiones, de desperfectos en la vivienda o pérdidas económicas a causa de un escape de agua, goteras, inundaciones, riadas.
Cuando la carta sale en contra de los proyectos o deseos de uno (por ejemplo en el lugar 2 del Método Péladan) o como único naipe ante la pregunta que uno hace, puede indicar que es mejor dejar las cosas como están, que no debe emprenderse ninguna acción o pleito en contra de alguien influyente, ya que los perros que figuran en este arcano vienen a decir que se «ladra a la Luna», lo que significa, de acuerdo con las tradiciones populares, «manifestar neciamente ir contra alguna persona o cosa a quien no se puede hacer daño».
Como es un naipe más conflictivo que positivo, siempre advierte que hay que actuar con suma cautela y sigilo y que no hay que dejarse arrebatar por los sentidos, por las acciones temperamentales ni por las decisiones impremeditadas.
De una forma u otra, siempre pronostica desengaños afectivo s, frustraciones conyugales y familiares, enemigas que atacarán la unidad familiar, vecinas o colegas que actuarán con hipocresía y falazmente (traicionando los secretos o confianza que se habían puesto en ellas), peleas con parientes, conflictos con la madre o con la suegra, estafas por parte dé socios o familiares, inestabilidad económica hogareña (que será muy grave si La Luna sale acompañada de La Torre).
En lo personal puede advertir que la consultante (o la persona por la que se inquiere) es muy superficial e inestable en el plano sentimental, que está muy inclinada a cambiar de proyectos o ideas con demasiada frecuencia, que es muy impresionable y que se deja influir excesivamente por los demás, que el sentido común le queda obnubilado por lo nervioso emocional, que es muy supersticiosa, que puede dejarse arrebatar por obsesiones y ofuscaciones mentales o por celos patológicos.
Es un arcano que indica que hay que aprender a controlar y convivir con los instintos de la mente inconsciente, por mucho que nos desconcierten a veces. También se refiere a los vicios y pasiones que mantenemos ocultos a los demás y que nos torturan interiormente. Así, ante determinadas preguntas, tanto puede hablar de caprichos o fantasías eróticas como de desórdenes emocionales o morales, de ideas utópicas o quiméricas, de amores ocultos o infidelidades conyugales.
Es, asimismo, un naipe que expresa inconstancia de afectos, estudios y proyectos; confusión mental y emocional en un momento dado, período o ante un determinado problema; situaciones personales, familiares o profesionales inciertas o confusas; asuntos que requerirán largas deliberaciones y negociaciones; impedimentos inesperados, resultados tardíos.
En lo negativo y peligroso advierte del peligro de ser víctima de embustes, estafas, trampas, falsedades, celadas, abusos de confianza (por parte de íntimos o familiares), viajes o contactos inoportunos que no saldrán como están pensados, errores, mentiras, difamación, calumnia, ataques con anónimos, escándalo social o familiar provocado por otros, desfalco, etc.., por lo que, al mismo tiempo, avisa al consultante para que aprenda a ser cauto, a tener la boca cerrada y no explicar cuestiones íntimas ni familiares a nadie, y mucho menos en público. Al respecto, es un naipe que presagia que hay que guardarse de falsas amistades femeninas.
En cierta forma, por consiguiente, La Luna es un arcano de purificación y de expiación personales, en que el sufrimiento y los desengaños aceleran la madurez de la persona y le hacen abrir los ojos a la realidad del mundo, dejando atrás sentimientos y procederes demasiado infantiles.
CUANDO SALE EN POSICIÓN INVERTIDA
Puede indicar dificultades para ser madre o quedar embarazada, problemas con la menstruación, que ésta sea dolorosa, riesgo de aborto o interrupción del embarazo, riesgo de seducción y convertirse en madre soltera, poca responsabilidad para llevar el hogar y su economía. En el terreno emocional y de la salud puede anunciar un estado pasajero de alteración nerviosa o mental, depresión emocional crónica o persistente, brotes histéricos, neurosis obsesiva, alucinaciones, celos patológicos, obesidad, procesos reumáticos, afecciones en el aparato digestivo, ingesta alimentaria equivocada o caprichosa, alcoholismo, fantasías neuróticas, masturbación exagerada, lesbianismo y las otras perversiones indicadas en el plano amoroso.
En el plano personal augura equivocaciones profesionales o comerciar les, divorcio, separación, abandono del hogar paterno, abulia, dejadez, pereza, mitomanía imprudencias monetarias o financieras que traerán pérdidas a la familia, negocios que no tendrán larga vida, manías o superstición.
nocturno, de la diosa lunar. .. suele simbolizar a la diosa Artermisa. Diana, Febea, Isis, Hécate y, en particular, a su variante Zaruna (la Señora), la Diana nocturna, la Reina de los Cielos de medianoche, la Señora de la muerte y de los por nacer, que no es nada más que un aspecto particular y brujesco de Hécate Zaruna es una de las principales deidades que se invocan en la brujería blanca y en la brujería Wicca.
En su aspecto de Hécate, la triple diosa, se la llamaba «subterránea», «reina invencible», «señora de los muertos». Los tres nombres más conocidos de la triple Hécate eran: Febea, en el Cielo (La Luna), Diana, en la Tierra, y Hécate, en los Infiernos.
Esa Hécate «Triformis» fue representada por el escultor Alcameno o Alcámenes (siglo v antes de nuestra era) por medio de tres mujeres unidas: la primera llevaba en la cabeza el símbolo de la media Luna y una antorcha en cada mano; la segunda se tocaba con un gorro frigio y sostenía un cuchillo y una serpiente, y la tercera llevaba como atributos unas cuerdas y llaves.
Muchos exegetas han visto en esa representación triforme el influjo que según opinión común ejercía la Luna en las tres grandes etapas de la existencia humana: el nacimiento, la vida y la muerte. Pero, al mismo tiempo, simbolizaba las tres caras o fases principales de la Luna (luna creciente, luna llena y luna menguante).
También hay que recordar que en varios monumentos se representaba a Hécate con tres cabezas de distintos animales: de caballo, de perro y de jabalí.
En la antigüedad, esa deidad presidía las purificaciones y las expiaciones. Como diosa nocturna, mágica e infernal se la invocaba para realizar sortilegios, encantamientos y hechicerías; era la encargada de enviar a la Tierra los seres malignos, fantasmas, espectros y monstruos del averno. Por la noche, rodeada de una jauría de perros infernales andaba errante por los caminos conduciendo las almas de los difuntos; los perros la anunciaban con sus aullidos (de ahí que en este arcano figuren dos perros o un perro y un lobo, según el tipo de Tarot. ladrando a la Luna).
Era creencia que Hécate azuzaba a la jauría y los espectros que la acompañaban para que castigara a los culpables de algún crimen. La gente la invocaba para protegerse de la locura y males que ocasionaban los fantasmas y aparecidos. Para tenerla propicia se le ofrecían sacrificios en fechas señaladas de cada mes, sobre todo corderos, perros y miel en plazas o lugares en que convergían tres caminos. Fue tal la importancia religiosa de esa diosa que el emperador Diocleciano (245-313) fundó en Antioquía un culto subterráneo a Hécate en una cripta a la que se bajaba por una escalera de 365 escalones (uno por cada día del año).
Ese mundo oculto, mágico, atrayente y, al mismo tiempo, temible, oscuro, subterráneo e infernal de Hécate es lo que engloba el arcano XVIII del Tarot: es un naipe conectado directamente con el mundo del inconsciente. Es por ello que, aparte de la Luna, figuran en el naipe dos canes que miran o ladran al astro de la noche y del fondo de un pequeño estanque emerge un cangrejo; los perros simbolizan los instintos naturales que hay que domesticar (pese a la influencia irracional de la Luna) y el cangrejo expresa las tendencias retrógradas o vicios inconfesables de la personalidad que, a veces, hay que aceptar o admitir, por mucho que le duela a uno.
La Torre o torres almenadas o tipo fortaleza que figuran al fondo de la carta simbolizan el «centro fuerte», la «plaza fuerte» o el «núcleo fortificado» de la personalidad, del inconsciente, desde el que se controla o mantiene a raya los instintos y se mantiene íntegra y racional la personalidad.
Es un naipe que indica tanto desilusiones, espejismos, proyectos irrealizables (por fantasiosos), como enemigos secretos u ocultos (sobre todo mujeres) y peligros (especialmente en los viajes y con el agua). A nivel de perjuicios familiares incluso advierte, en ocasiones, de desperfectos en la vivienda o pérdidas económicas a causa de un escape de agua, goteras, inundaciones, riadas.
Cuando la carta sale en contra de los proyectos o deseos de uno (por ejemplo en el lugar 2 del Método Péladan) o como único naipe ante la pregunta que uno hace, puede indicar que es mejor dejar las cosas como están, que no debe emprenderse ninguna acción o pleito en contra de alguien influyente, ya que los perros que figuran en este arcano vienen a decir que se «ladra a la Luna», lo que significa, de acuerdo con las tradiciones populares, «manifestar neciamente ir contra alguna persona o cosa a quien no se puede hacer daño».
Como es un naipe más conflictivo que positivo, siempre advierte que hay que actuar con suma cautela y sigilo y que no hay que dejarse arrebatar por los sentidos, por las acciones temperamentales ni por las decisiones impremeditadas.
De una forma u otra, siempre pronostica desengaños afectivo s, frustraciones conyugales y familiares, enemigas que atacarán la unidad familiar, vecinas o colegas que actuarán con hipocresía y falazmente (traicionando los secretos o confianza que se habían puesto en ellas), peleas con parientes, conflictos con la madre o con la suegra, estafas por parte dé socios o familiares, inestabilidad económica hogareña (que será muy grave si La Luna sale acompañada de La Torre).
En lo personal puede advertir que la consultante (o la persona por la que se inquiere) es muy superficial e inestable en el plano sentimental, que está muy inclinada a cambiar de proyectos o ideas con demasiada frecuencia, que es muy impresionable y que se deja influir excesivamente por los demás, que el sentido común le queda obnubilado por lo nervioso emocional, que es muy supersticiosa, que puede dejarse arrebatar por obsesiones y ofuscaciones mentales o por celos patológicos.
Es un arcano que indica que hay que aprender a controlar y convivir con los instintos de la mente inconsciente, por mucho que nos desconcierten a veces. También se refiere a los vicios y pasiones que mantenemos ocultos a los demás y que nos torturan interiormente. Así, ante determinadas preguntas, tanto puede hablar de caprichos o fantasías eróticas como de desórdenes emocionales o morales, de ideas utópicas o quiméricas, de amores ocultos o infidelidades conyugales.
Es, asimismo, un naipe que expresa inconstancia de afectos, estudios y proyectos; confusión mental y emocional en un momento dado, período o ante un determinado problema; situaciones personales, familiares o profesionales inciertas o confusas; asuntos que requerirán largas deliberaciones y negociaciones; impedimentos inesperados, resultados tardíos.
En lo negativo y peligroso advierte del peligro de ser víctima de embustes, estafas, trampas, falsedades, celadas, abusos de confianza (por parte de íntimos o familiares), viajes o contactos inoportunos que no saldrán como están pensados, errores, mentiras, difamación, calumnia, ataques con anónimos, escándalo social o familiar provocado por otros, desfalco, etc.., por lo que, al mismo tiempo, avisa al consultante para que aprenda a ser cauto, a tener la boca cerrada y no explicar cuestiones íntimas ni familiares a nadie, y mucho menos en público. Al respecto, es un naipe que presagia que hay que guardarse de falsas amistades femeninas.
En cierta forma, por consiguiente, La Luna es un arcano de purificación y de expiación personales, en que el sufrimiento y los desengaños aceleran la madurez de la persona y le hacen abrir los ojos a la realidad del mundo, dejando atrás sentimientos y procederes demasiado infantiles.
CUANDO SALE EN POSICIÓN INVERTIDA
Puede indicar dificultades para ser madre o quedar embarazada, problemas con la menstruación, que ésta sea dolorosa, riesgo de aborto o interrupción del embarazo, riesgo de seducción y convertirse en madre soltera, poca responsabilidad para llevar el hogar y su economía. En el terreno emocional y de la salud puede anunciar un estado pasajero de alteración nerviosa o mental, depresión emocional crónica o persistente, brotes histéricos, neurosis obsesiva, alucinaciones, celos patológicos, obesidad, procesos reumáticos, afecciones en el aparato digestivo, ingesta alimentaria equivocada o caprichosa, alcoholismo, fantasías neuróticas, masturbación exagerada, lesbianismo y las otras perversiones indicadas en el plano amoroso.
En el plano personal augura equivocaciones profesionales o comerciar les, divorcio, separación, abandono del hogar paterno, abulia, dejadez, pereza, mitomanía imprudencias monetarias o financieras que traerán pérdidas a la familia, negocios que no tendrán larga vida, manías o superstición.
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